En Heródoto, autor del siglo V antes de Cristo, se encuentran las referencias más antiguas sobre los celtas. Señala este autor que el Danubio nace en el país de los celtas (keltoí) y que los celtas habitan fuera de las Columnas de Hércules, en el sur de la Península Ibérica. Esto es, aparece el concepto de Keltike aplicado a un amplio espacio europeo, lo cual no implica la existencia de una uniformidad cultural, política y étnica en dicho territorio, sino que, al contrario, refleja un amplio desconocimiento de la diversidad existente, y la utilización de un término genérico por parte de los griegos para designar el ámbito europeo del interior que comienzan a conocer.
Clasificación.
Distribución.
Modelos de relación.
Durante el siglo III antes de Cristo, se citan los celtas en la Península con un significado étnico amplio, dándole similar entidad que a los iberos. A finales de este siglo aparece el término celtíberos ("los celtas que hoy se llaman celtíberos y berones", comentará Estrabón) y en el cambio de era el de célticos, desplazando ambas palabras a los celtas. En tiempos de Augusto los Pirineos fueron la frontera que separaba la Iberia de la Céltica.
Frente a la visión simplificada y engañosa que identifica el término celta con la cultura de La Tène, actualmente se acepta que este nombre está lejos de presentar una uniformidad, muy al contrario, tal como señala Gonzalo Ruiz Zapatero esconde una compleja, multiforme y plural realidad histórica, étnica, arqueológica y lingüística. Por ello, debe también desecharse aquellas posturas que hoy en día quieren dar una visión unitaria de los celtas, fuera del tiempo y el espacio. [F. Burillo Mozota]
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